El objetivo de esta nota es mostrarle al lector de Bautismo Sagrado, que el origen de los sobrenombres está controlado por una fuerza, que observa y aprueba cada apodo que se le ponga a algún deportista.
Esa energía es representada por los medios de comunicación, que usan a los periodistas deportivos como nexo entre ellos y el público. La función de los trabajadores de prensa es aprobar el seudónimo con que se denomina a cada profesional del deporte. Ellos se sirven de la escritura y la manipulación de las noticias, que suceden en su ámbito laboral para expresar su poder. De esta manera concretan la bajada de línea de su medio de comunicación.
En pos de brindarle información a los seguidores de este Blog, El Apodológico relacionara y reforzara la afirmación que:” hay un ojo que controla el apodo de los deportistas” con el libro de George Orwell 1984.
En esta novela, el Gran Hermano, que era el líder del partido dominante se encargaba de manipular a partir de muchas Telepantallas y micrófonos cada pensamiento o acción de los ciudadanos de Londres.
Los datos históricos en 1984 al igual que los apodos son modificados a gusto y placer de los medios de comunicación.
Un ejemplo que da cuenta de este control esta manifestado en cada publicación de un diario deportivo.
Esto es evidente cuando se puede leer: “Con tres goles del Burrito Martínez y dos goles del Tanque Silva Vélez venció a Colon por 5 a 1” Estos dos sobrenombres están consensuados en los diferentes aparatos comunicativos de la prensa argentina.
En el libro 1984, donde Oceanía es una pais y Londres es su ciudad principal por orden del Gran Hermano se puede modificar y/o corregir datos históricos. De esta manera un hecho que no sucedió se transforma en un acontecimiento que paso realmente.
Por lo tanto, los lectores tendrán que tomar ese apodo que ven o escuchan en los medios de comunicación como una verdad absoluta y no podrán cambiarlo.
Si alguna persona quisiera tener la potestad de poner un sobrenombre a un deportista deberá pasar por el ojo controlador de los medios de comunicación, que a través de sus periodistas aprobaran si aceptan ese apodo.
Estas últimas líneas según El Apodológico se contradicen a sí mismas si se las compara con el libro de George Orwell, porque en su novela es el partido liderado por el Gran Hermano, quien tiene la verdad absoluta y no el ciudadano.
No obstante, esa afirmación de que un amigo de algún deportista puede apodarlo tiene similitud con el libro 1984, porque en el mundo que inventó Orwell la contradicción está muy presente. Esta se manifiesta en la novela con la palabra del lenguaje de la neolengua (idioma inventado en 1984) Doble pensar. Esto significa que para una idea puede haber dos opciones contradictorias.
Un ejemplo de ello son los distintos ministerios que existen en Londres. Por ejemplo, el ministerio de la verdad, donde trabaja el protagonista de esta historia Winston Smith como si fuese un diario se encarga de inventar hechos históricos en beneficio del partido dominante el INGSOC y del Gran Hermano.
Por lo tanto será contradictorio que un ministerio de la verdad se ocupe de mentirle a la población al manipular los hechos que suceden en la vida real.
En líneas generales se ha confirmado que hay un ojo que controla los apodos de los deportistas y que esa situación no va a cambiar al igual que la permanencia en el poder del Gran Hermano de 1984: los sobrenombres están nominados.