martes, 26 de octubre de 2010

Y UN DIA APARECIO EL APODO POR ARTE DE MAGIA

En esta ocasión El Apodológico dará  a conocer la anécdota que origino el apodo de Guillermo Coria.
 El tenista de Rufino desde su infancia mostró un gran talento para jugar al tenis.  Realizaba con mucha naturalidad tanto el drive como el revés a dos manos. Por estas cualidades que presagiaban un futuro promisorio  junto con David Nalbandian recibieron el apoyo económico de la Asociación Argentina de Tenis. Con este respaldo y algunos otros Sponsors, a los 17 años viajó a Paris para jugar en el torneo de Juniors de Roland Garros.
Según comento Coria en la revista El Grafico el apodo surgió porque hacia cosas diferentes como tirar drops,  que sorprendían a sus rivales. Por esta razón, el responsable de este Bautismo Sagrado, el periodista deportivo, Alberto Bernardi, que trabajaba en La Nación decidió ponerle sobrenombre de El Mago.
Otro seudónimo que heredó  desde la cuna es Willy.  Ese Bautismo Sagrado estuvo a cargo de su padre, que era profesor de tenis y que lo llamó Guillermo por Vilas. Este ex tenista bonaerense fue uno de los mejores jugadores argentinos porque llego a ser el número dos del mundo y ganó cuatro Grand Slam: Roland Garros y el US Open en 1977 y el abierto de Australia en el 1978 y 1979 respectivamente.
 Por esta razón Coria, desde su nacimiento tuvo una raqueta bajo el brazo, que en un principio utilizó como un juguete y a medida que crecía se dio cuenta que esa sería su profesión.
El tenista de Rufino llego a estar número tres del mundo en mayo del 2003, ganó nueve títulos de la ATP y fue finalista de Roland Garros en el 2004, donde perdió la final ante su compatriota Gastón Gaudio. 
Con estas cifras estadísticas y con su talento para jugar al tenis, se puede explicar que un día apareció su apodo por arte de magia.

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